Textos
En construcción
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Mi obra propone poner de manifiesto y hacer reflexionar acerca de la problemática local en relación a las unidades productivas y su deterioro frente al auge del desarrollo inmobiliario e industrial. La región del Alto Valle (provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina) se caracterizó durante décadas por la producción frutihortícola de gran calidad, sin embargo, en los últimos años ha visto mermada no sólo la cantidad sino también la calidad de sus productos, debido al avance de la construcción, el uso indiscriminado de agroquímicos y al auge de los alimentos transgénicos.
Esta problemática local es producto de una problemática mayor, a nivel global, vinculada al deterioro ambiental, la sobreexplotación de las zonas de cultivo y la pérdida paulatina de la naturalidad de los productos que consumimos. Las frutas, de cerámica y en un tamaño mayor al natural, se han transformado en objetos estéticos que sólo pueden ser apreciados visualmente, y que han perdido, por lo tanto, su función primordial como fuente de nutrientes.
Elisabeth Verdugo
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Asimilación codificada. La teta / VER OBRA
La investigación previa en nuestra historia política, económica y social y el interés por mi tierra y mis orígenes me han ayudado a comprender que el proceso histórico e ideológico, es una constante reiteración que abisma las diferencias sociales y el abandono de lo común por lo propio. Este proceso de
investigación, también puede entenderse como una metáfora, del comer a través de la historia, a través de los libros, y principalmente, en mi caso, de comerse a los artistas que uno admira (concepto antropofágico que es literalmente explicativo para entender mi pensamiento).
Para materializar esta idea, tomo de la cultura popular, el conocido dicho “prendido de la teta de la vaca” que con mucha ironía, me ayuda a reflexionar acerca de la actitud política e idiosincrasia de nuestro país.
Señalo como contrapunto a la “vaca”, un animal tan simbólico en la historia socioeconómica de nuestro país. Al nacer, su cría se prende de la teta de su madre, succiona para sobrevivir, crece y se desarrolla. Cuando descubre el agua y la hierba instintivamente se desprende (se desteta), toma conciencia de que hay otros alimentos de los cuales puede vivir por sus propios medios sin afectar el medio común. Es en este punto donde radica la diferencia con nuestros agentes políticos y sociales, que con sus vicios e incapacidades morales se prenden de la teta de la vaca de oro como fuente inagotable de su
alimentación y supervivencia.
Frente a esta realidad que me inquieta la pieza Asimilacion codificada. La ubre, implica una forma de manifestar una actitud crítica frente a tanta indiferencia social. Me interesa que el espectador acceda a la posibilidad de enfrentarse con la ironía y la traslade a cualquiera de los múltiples planos de su vida.
Elisabeth Verdugo
Manifiesto de obra: Asimilación codificada. La teta / VER OBRA
¡Que impotencia y que dolor ante tanta violencia!
Siendo argentina y parte de esta tierra la injusticia quema mis venas.
Tanto egoísmo, poder brillos, luces, asesores de todo tipo y profesionales miserables intercambian plata sucia por su capacidad de engañar descaradamente, fabricando una imagen de fantasía e inventada y la riegan sobre el pueblo, sabiendo de sus necesidades.
Con palabras bellas, gestos nobles y papeles de colores montan sus circos, pues son ellos los que ganan luego, y suben triunfantes a sus flamantes puestos.
Transcurren los días, meses y años y vemos caer las estructuras y con ellos los sueños de la gente. Vemos cada vez mas mugre y como crecen nuestros basureros sociales.
Montañas de viejos que sol a sol trabajaron en sus lugares, con el cuerpo, con la mente, con la ciencia, con el alma y con sus dioses; niños y jóvenes envenenados y muertos de hambre, con su potencial castrado para seguir humillando.
Y así destruyen nuestros rincones llevándose a manos llenas, el bienestar de todos sin la más mínima cuota de misericordia.
¡Que valores! ¿donde? si algunos, no han conocido otra madre que la que hoy los amamanta, y los vemos prendido de la teta de la vaca de oro.
¡En lo que se han convertido nuestras instituciones! Creadas para servir y generar el bienestar general.
Los vemos delinquir sin el menor pudor, pues saborean el elixir de los soberanos,” impunidad máxima”.
Usan los libros y el pobre para escalar posiciones y pasan de un cargo a otro distribuyendo el manjar de nuestra tierra y decencia, entre ladrones y estafadores, grandes doctores e ignorantes patriotas, nacionales y extranjeros.
Solo la sangre de nuestra tierra es la que en muchos casos la riega y la hace fecunda porque ya la tan desbastada floresta, ni lluvias reclama a la sabia naturaleza.
El rancho se confunde con el polvo y el humano integra ese paisaje miserable donde solo el ave de rapiña engorda y hace normal a nuestros ojos el asco y el excremento.
¿Donde están los poetas? donde están los pintores? ¿donde estamos los artistas? Que no levantamos nuestra sangre hirviendo y mostramos al mundo y al tiempo nuestras vivencias, el vil engaño y la falta de conciencia.
Mostremos los miedos y los supuestos, luchemos por lo realmente nuestro.
Miremos y observemos la gran sed y hambre, el deseo de paz...
Ahuyentemos las ratas viles que se mezclan sin el más mínimo prejuicio destruyendo e infectando cada vez más a nuestro pueblo.
Elisabeth Verdugo


